Luguelín, un competidor desde que nació

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Publicada: 8 agosto, 2012

bayaguana. Luguelín Santos Aquino nació el 12 de noviembre de 1992 en la maternidad de Los Mina, pero fue siete días después que su madre pudo verlo, al salir de cuidados intensivos y llevarlo a Bayaguana, donde fue declarado.

bayaguana. Luguelín Santos Aquino nació el 12 de noviembre de 1992 en la maternidad de Los Mina, pero fue siete días después que su madre pudo verlo, al salir de cuidados intensivos y llevarlo a Bayaguana, donde fue declarado.

 

La criatura pasó más tiempo del debido en el vientre, fue necesaria una complicada cesárea, la piel del bebé estaba completamente oscura y tenía tres cortadas en la cabeza, situación que amenazó tanto su vida como la de su progenitora.

 

Pero Yrma María Aquino, fiel profesante de la fe católica, mantuvo una fe inquebrantable en que "algo grande tenía Dios con mi hijo", y con el paso de los años se convenció de que esa primera lucha por sobrevivir al llegar al mundo marcó la persistente personalidad de este velocista que a sus 18 años no tiene referentes de comparación entre atleta alguno dominicano.

 

"En el pueblo le decían, '¿y con eso (atletismo) se gana (dinero)? Con eso no se va a ganar nada", dice su madre.

 

Cuando iba a verlo en la Villa Olímpica de la autopista Las Américas, los demás atletas preguntaban: "¿Doña, qué es lo que usted le ha hecho a ese muchacho, que no nos deja dormir, él se sueña que está ganando carreras".

 

Santos comenzó a correr a los siete años (1999), entusiasmado con una prima (Zoila Contreras, que competía en los 800 metros), y en los Juegos Nacionales de Monte Plata 2006 recogía el uniformes de los atletas.

 

En 2008 probó en el ciclismo, pero una caída en el Velódromo que le ocasionó una lesión en la espalda y la muerte trágica de un pedalista en una carretera le hizo cambiar de opinión. Por cuenta propia, pidió a la Federación Dominicana de Asociaciones de Atletismo (FDAA) que lo reclutaran.

 

Franklin Leyba, uno de los primeros entrenadores que tuvo, vio desde el principio un talento por encima del promedio en Santos, a quien también vislumbra en los 800 metros.

 

La FDAA lo acogió, a su madre le preocupaba el hospedaje, pero él le dijo: "Mami, yo me voy a quedar, porque yo quiero ser campeón y allá en Bayaguana no lo voy a lograr. De la única forma que puedo llegar a ser lo que sueño es quedarme aquí pasando trabajo', dijo Aquino.

 

"Yo llegaba y veía en las condiciones en que estaba, y me decía que no le importaba los trabajos que pasara ni las vergüenza que pasara, porque él iba a ser campeón", dijo Aquino, madre también de Juander, de 16 años, y Juan Aroldin, de 17.

 

Luguelín viene de la combinación de los nombres de sus abuelas (Lucía y Evangelina), pero un error a la hora de registrarlo colocó la letra "u" que la familia no quería. Sus más cercanos le llaman "Lujelín".

 

El punto de la historia que a Yrma Aquino no le gusta comentar, pero cercanos a la familia confesaron a DL, es el del padre. El apoyo económico del progenitor del trío, Juan Santos (a quien menciona rápido), había menguado.

 

Juan, un nativo de Villa Tapia, emigró a Italia y los hijos sentían la presión.

 

De ahí que Luguelín veía en la velocidad de sus piernas (y con Félix Sánchez como referente) la posibilidad de mejorar las condiciones de su familia. En dos años ha logrado parte, después que ganó dos medallas de oro en las Olimpíadas Juveniles de Singapur en 2010. Ese proceso le costó perder dos años escolares y ahora fue que pasó a cuarto.

 

Sus salario como raso de la Fuerza Aérea Dominicana (RD$5 mil) y una cifra similar del Programa de Atletas de Alto Rendimiento (PARNI) es el presupuesto de su familia. Una beca de Solidaridad Olímpica, un contrato con la Puma y los aportes del programa Creando Sueños Olímpicos (CRESO) ayudó a financiar su preparación.

 

A principios de 2011 se mudaron a un pequeño apartamento levantado por el INVI con el inicial de RD$55 mil que le consiguió el Comité Olímpico Dominicano. No han podido pagar las cuotas de cerca de RD$4 mil al mes.

 

Ahora, a la espera del premio de los RD$6 millones, adquirir un apartamento en Santo Domingo y una yipeta figura en su agenda. NPerez@diariolibre.com

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